Deuda de sangre-Capítulo 8: Intercambio.

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Beber la sangre de una niña pequeña, no puedo decir que nunca antes lo haya hecho, pero beber la sangre de una niña a la que Legión trajo ante mí. Eso es algo que debo pensar con cuidado.  

Me tome unos cuantos segundos para observar con cuidado a Elle, su cabello largo y brillante, sus ojos profundos, su piel tersa y su aroma.
Un aroma que nunca antes había notado en una persona.

­—¿Qué eres?

Mi voz casi titubeo al pronunciar esta pregunta, para mi sorpresa, tenía un poco de miedo.

—En pocas palabras, soy una bruja, nací siéndolo y Legión me está ayudando a mejorar, esa es la razón por la cual acudimos a ti.

—¿Así que yo también te ayudare a mejorar?

—Pongámoslo de este modo, yo te ayudare y tú me ayudaras, será un intercambio, una asociación y en algún momento futuro, esa asociación podría traernos muchos beneficios a ambas.

Su forma de expresarse, de alguna forma me trae a la mente a alguna gran empresaria, cerrando un trato millonario.

—Tú me darás tu sangre, que asumo es muy especial; ¿y que es lo que quieres a cambio?

Sus pestañas eran realmente largas.

—Mi sangre a cambio de tu sangre.

¡Pero qué demonios planea!
¿Mi sangre?
Mi mirada se concentró en sus ojos, esperando una mejor explicación.

—Bueno, no exactamente tu sangre, tu beberás mi sangre y yo tomare a cambio un poco de tu sangre combinada con la mía.
Una combinación realmente poderosa.

En eso tiene toda la jodida razón.

—No sé qué clase de juego tengan planeado Legión y tú, pero no yo no seré participe de él.

—Pero aun no te he contado la parte que te interesa, el cómo nuestro pequeño juego te ayudara en tu venganza personal.

Durante todo este tiempo, Elle había permanecido de pie, parada frente a mí, un poco inclinada.

—No puedo garantizar tu victoria, pero con mi ayuda te garantizo que todo terminara más pronto, después de todo, eso es lo que quieres, cerrar este capítulo de una vez por todas.

Elle tomo asiento a mi derecha, al parecer pesaba menos de lo que aparenta, el sofá no se sumergió ni un poco con su peso.

—Y lo mejor de todo, yo sé dónde se encuentra Samuel.

Diablos, esta sí que era una muy buena oferta.

Las pequeñas manos de Elle se deslizaron por mi cuello, ahora que se encontraba sentada a mi lado su aroma era más penetrante, hipnótico, demencial.
Sus pequeños labios comenzaron a besarme el cuello, dejando pequeñas marcas, como si un sus labios se encontraran al rojo vivo.
Poco a poco subió hasta mis oídos, mordiéndolos, susurrándoles una y otra vez las mismas palabras.
Hazlo.
Hazlo.

—No seré capaz de detenerme, te matare sin saber lo que hago.

Mi respiración cortaba el silencio de la habitación, respirar era una gran hazaña, mi cuerpo agitado y excitado, deseando solo una cosa.

Su cuello.
Su piel tan suave.
Su aroma.

Mis colmillos desgarraron la piel de su cuello.

Su sangre.

Su sangre…


 -marius von cheshire


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