Detrás de las Cortinas

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Por alguna extraña razón Marcia pensaba que me importaba el color de las cortinas nuevas, el acompañarla a comprar tela nueva para que hiciera un nuevo par era una cosa, pero el que tratara de incluirme en el proceso creativo era otra.


Ni siquiera puedo distinguir el azul del morado y Marcia me pide que escoja un color.


El tipo de tela que utilizará para las cortinas tampoco era de mi total interés, creo que el único requisito para unas buenas cortinas era que taparan el sol y que de vez en cuando te permitieran coger sin ser visto por los vecinos (aunque el sonido y los gritos eran un asunto diferente)


¿Pero qué podía hacer?


Marcia esperaba una respuesta y se que no aceptaría un “las que quieras” por respuesta, eso la pondría de muy mal humor; eso terminaría por joderme el día a mi también.


Fui tocando todas las telas a mi alcance y puse una cara pensativa, eso me daría un poco de tiempo para ver alguna tela que se ajustara con los gustos de Marcia, por que siendo sincero, el hecho de que me preguntara era solo para ver si podía escoger una tela que a ella le gustara, no tanto por que a mi me pareciera buena.


Después de dos minutos de vagar por toda la tienda y toquetear todas las telas posibles me decidí por una tela de terciopelo rojo, me recordó mi época de gótico, cuando vestía gabardinas de terciopelo y un kilo de maquillaje blanco en la cara.


Marcia me miró unos segundos a los ojos y para mi sorpresa solo dijo:


¡PERFECTAS!

Termino comprando 10 metros de esa tela y salimos de la tienda, pasamos a comer un poco de pasta francesa, no mi favorita, pero nuestro restaurante preferido estaba cerrado, espero que no permanentemente.


Al llegar a casa recordé porque habíamos salido a comprar tela para nuevas cortinas, habíamos roto las que teníamos en la habitación la última vez que tuvimos sexo; no me pregunten cómo demonios lo logramos, el punto es que lo hicimos.


Deje a Marcia trabajando en las nuevas cortinas y salí a tomar una cerveza, tenía ganas de un cigarro pero le prometí a Marcia que lo dejaría, así que mejor lo cambie por una segunda cerveza y una bolsita de frituras.


Volví al interior de la casa y Marcia tenía preparada la tela, los cortes a la medida exacta y todo su material en la mesa; yo tenía la computadora prendida frente a mí pero decidí ignorarla y ver a Marcia trabajar.


Era toda una artista con las agujas y el hilo, después de todo ella misma hizo su vestido de novia.


Estaba tan concentrada en su tarea que ni el sonido de las frituras en mi boca la distraía, cortaba la tela y colocaba alfileres con suma destreza; me levante y camine hacia ella,le di un beso en la nuca y la deje seguir trabajando.


Decidí tomar una siesta y esperar lo mejor.


Esperemos que termine las cortinas esta noche, de lo contrario los vecinos tendrán un gran show que observar.




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