El sabor de tu cuerpo

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El aroma a tabaco que impregnaba mis dedos no me dejara tranquilo, no importa que tanto jabón o desinfectante en gel usará en ellas.

El olor a tabaco se quedaría para recordarme de todo lo que fue ayer.

Al igual que su perfume.

El cual se quedaba impregnado en todo mi cuerpo, recordándome de todo lo que hicimos el día de hoy.

El sabor de sus labios tenía un peculiar sabor a ceniza.

Ceniza volcánica de alguna isla caribeña.

Y sus caderas, el vaivén de las olas del mar.

El olor a tabaco en mis dedos.

El sabor de su sexo en mis labios.



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